Sánchez camino del abismo: bate el récord de deuda pese a que el BCE se niega a comprarle más bonos
El presidente Sánchez va camino del abismo, o está en plena huida hacia adelante, incrementando el endeudamiento del Estado hasta niveles récord y lanzado a una espiral de gasto con motivo de las próximas elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo que eleva los compromisos adquiridos en pocos días a más de 10.000 millones con la ley de Vivienda -y los avales para ayudar a su adquisición- o la última ocurrencia de subvencionar el cine para los pensionistas, que aunque tiene poca repercusión monetaria refleja que está dispuesto a todo para ganar los comicios haciendo caso omiso de los equilibrios económicos y financieros a que debería estar obligado.
La deuda del conjunto de las administraciones públicas registró en marzo un aumento del 1% respecto a febrero, hasta alcanzar el máximo histórico de 1,535 billones de euros, con lo que se sitúa en el 113% del PIB, según los datos avanzados este miércoles por el Banco de España, que toma el PIB nominal de los últimos cuatro trimestres. En el último año, la deuda pública ha crecido un 5,6%, con 81.540 millones de euros más, como consecuencia de los menores ingresos y los mayores gastos derivados, primero, de la crisis de la pandemia y, posteriormente, de las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania y el alza de precios. Este nivel de deuda sitúa a España en el pelotón de cabeza de la Unión Europea, junto a Grecia, Italia y Portugal, a pesar de las llamadas de atención tanto del Banco de España como de la Comisión Europea.
Pero todavía es más sorprendente que la actitud de Sánchez tenga lugar cuando el Banco Central Europeo ha anunciado que dejará de atender los vencimientos de una parte de la deuda de los estados a partir del mes de julio. Esta es la decisión adoptada por el BCE en su última reunión del pasado 4 de mayo, cuando también optó por elevar 25 puntos básicos los tipos de interés hasta el 3,75%. En el cónclave, en el que participan todos los gobernadores de los bancos centrales del sistema de la zona euro, se concluyó que se dejará que venzan 25.000 millones por mes de la cartera pública del BCE «para siempre». Eso supone un volumen total de 150.000 millones desde julio a finales de año, y tendrá implicaciones muy notables para los estados miembros.
Fuentes consultadas por OKDIARIO calculan que del total de esa cantidad, 3.000 millones mensuales corresponderían a España, lo que elevaría el conjunto de la factura a 18.000 millones hasta final de año. Detrás de las medidas aprobadas por la institución con sede en Fráncfort, no sólo está la voluntad decidida de reducir drásticamente su balance, que ha engordado hasta cuatro billones de euros financiando la deuda pública de los estados durante los últimos años presididos por la pandemia y después por la guerra de Ucrania, y se ha convertido en un riesgo claro para la entidad. De hecho, su máxima responsable, Christine Lagarde, y el resto del consejo se han conjurado para que dicho balance se reduzca entre un 30% y un 35% este año. Esta es la primera parte de la estrategia.
El segundo objetivo del BCE es lanzar un claro mensaje a los gobiernos de la UE de que se han acabado los días de vino y rosas, y de que, en adelante, tendrán que ajustar su gasto, reducir su déficit y bajar el nivel de endeudamiento para empezar a colaborar activamente con la política de lucha contra la inflación, so pena de incurrir en una grave crisis de deuda que acabaría contaminando al conjunto de la Unión, con el resultado adicional de alentar la continuidad de las subidas de tipos de interés y sus penosas consecuencias sobre el aumento de las cuotas hipotecarias y el empeoramiento de las condiciones de vida de las familias.
Los últimos en insistir en la urgencia de ir equilibrando el presupuesto y de poner freno al gasto han sido Alemania, a través de su canciller Olaf Scholz, y la Comisión de Bruselas como órgano ejecutivo de la UE. Según las previsiones económicas publicadas ayer, España no va a conseguir reducir el déficit público por debajo del 3% en 2024. Este dato desmiente las últimas estimaciones que realizó el Gobierno de Pedro Sánchez. En concreto, en el Programa de Estabilidad remitido por España a Bruselas el pasado mes de abril, el Ministerio de Economía señalaba que tras cerrar el pasado año con un déficit público del 4,8%, espera continuar en esta línea en 2023 y 2024, hasta situarlo en el 3,9% y en el 3%, respectivamente.
Bruselas cree que el déficit público de España bajará al 4,1% del PIB este año y al 3,3 % en 2024, tres décimas por encima del cálculo del Gobierno para el próximo año y del límite del 3% que marcan las reglas presupuestarias de la UE, suspendidas actualmente y que está previsto que se apliquen a partir del próximo ejercicio. Pero incluso estos cálculos se quedarán sin validez cuando se comprueben todas los compromisos de gasto que está asumiendo el Gobierno de Sánchez en estos últimos meses.